martes, 6 de diciembre de 2011

¡VENID A MI TODOS LOS CANSADOS Y AGOBIADOS!


7 DE DICIEMBRE, VIGILIA DE LA INMACULADA







     Exclamó Jesús: Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mi que soy manso y humilde de corazón y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga, ligera.

     Propósito del día: aprender a abandonarnos en los brazos de Dios. Pidamos la gracia de tener una confianza firme en el amor de Dios por todos nosotros.


Padre, en tus manos me pongo,
haz de mi lo que quieras.
Por todo lo que hagas de mi, te doy gracias.
Estoy dispuesto a todo,
lo acepto todo,
con tal de que Tu voluntad se haga en mí
y en todas tus criaturas.
No deseo nada más, Dios mío.
Pongo mi alma entre Tus manos, te la doy, Dios mío,
con todo el ardor de mi corazón porque te amo,
y es para mi necesidad de amor el darme,
el entregarme entre tus manos sin medida,
con infinita confianza,
porque Tu eres mi Padre.
                                           (Beato Carlos de Foucaul)





     "Confía en el buen Dios que nos ama, que nos cuida, que todo lo ve, que todo lo sabe, que todo lo puede por mi bien y por el bien de las almas."

     "Ámalo confiadamente sin mirar atrás, sin miedo. Entrégate completamente a Jesús. Él se servirá de tí para lograr grandes cosas, con la condición de que tú creas mucho más en su Amor que en tu debilidad. Cree en Él, confía en Él con una confianza ciega y absoluta, porque Él es Jesús".

     "Tenemos que ser capaces de alzar la vista con toda sinceridad y decir: 'Todo lo puedo en Aquel que me conforta'. Por esta afirmación de san Pablo, debes tener una firme confianza haciendo tu trabajo - o mejor dicho, el trabajo de Dios - bien, con eficacia, incluso perfectamente, con Jesús y por Jesús. Convéncete también que tú por tí mismo no puedes hacer nada ni tener nada que no sea pecado, debilidad y miseria; que todos los dones de la naturaleza y de la gracia que posees, los has recibido de Dios".

     También María mostró esta confianza plena en Dios aceptando que se sirviese de Ella para su plan de salvación a pesar de su nada, pues Ella sabía que Él que es poderoso podía hacer grandes cosas en Ella y a través de Ella. Ella confió. Una vez que dijo ¡sí! - punto final. Ella nunca dudó".

      La confianza en Dios lo puede todo. Lo que Dios necesita es nuestro vacío y nuestra pequeñez, no nuestra plenitud.
De la novena a la Beata Teresa de Calcuta


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