miércoles, 21 de marzo de 2012

¡SI CONOCIERAS EL DON DE DIOS!





 “Si conocieras el don de Dios”(Jn 4, 10).
 La maravilla de la oración se revela precisamente allí, junto al pozo donde vamos a buscar nuestra agua: allí Cristo va al encuentro de todo ser humano, es el primero en buscarnos y el que nos pide de beber. Jesús tiene sed, su petición llega desde las profundidades de Dios que nos desea. La oración, sepámoslo o no, es el encuentro de la sed de Dios y de la sed del hombre. Dios tiene sed de que el hombre tenga sed de Él (San Agustín,De diversis quaestionibus octoginta tribus 64, 4).

 “Tú le habrías rogado a él, y él te habría dado agua viva” (Jn 4, 10). Nuestra oración de petición es paradójicamente una respuesta. Respuesta a la queja del Dios vivo: “A mí me dejaron, manantial de aguas vivas, para hacerse cisternas, cisternas agrietadas” (Jr 2, 13), respuesta de fe a la promesa gratuita de salvación (cf Jn 7, 37-39; Is 12, 3; 51, 1), respuesta de amor a la sed del Hijo único (cf Jn 19, 28; Za 12, 10; 13, 1). (Catecismo de la Iglesia Católica)




     "En su agonía, en su dolor, en su soledad dijo muy claramente, '¿Por qué me has abandonado?' Estaba tan terriblemente solo y abandonado y sufría tanto en la cruz... En este momento tan difícil proclamó: '¡TENGO SED...!' y la gente pensó que tenía una sed ordinaria y le dieron inmediatamente vinagre; pero no era de eso de lo que tenía sed - era de nuestro amor, de nuestro afecto, de nuestro íntimo apego a Él, y de compartir su Pasión. Y es extraño que haya usado esa palabra. Dijo: '"TENGO SED...!' en vez de: 'Dame tu amor'... La sed de Jesús en la cruz no es imaginación. Fue una palabra, '¡TENGO SED...!' Escuchémosle decírnosla a tí y a mí... Es realmente un don de Dios".

     "Si escuchas en tu corazón, oirás, entenderás... Hasta que no conozcas en lo más profundo que Jesús tiene sed de tí, no podrás comenzar a saber quién quiere Él ser para tí. O quién quiere que tú seas para Él"

     Sigue sus pasos en busca de almas. Llévale a Él y a su luz a los hogares de los pobres, especialmente a las almas más necesitadas. Esparce la caridad de su Corazón dondequiera que vayas y así sacia su sed por las almas".
¡Imagínate! Dios está sediento de que tú y yo demos un paso adelante para saciar su SED.

      PIde la gracia de entender el grito de sed de Jesús.
 (De la novena a la Beata Teresa de Calcuta)




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