lunes, 20 de agosto de 2012

RELIGIOSAS CON SÍNDROME DE DOWN





      Creo haber comentado en otros escritos mi disgusto  al constatar que desde hace varios años son cada vez menos los niños  con síndrome de Down que se ven por nuestras calles. Para ser exactos, la última vez que me encontré con uno fue en la iglesia. Iba yo en fila para comulgar cuando me tocaron en la espalda: me volví pesando  que sería algún conocido y me topé con la maravillosa sonrisa de un chaval de unos doce años con trisomía 21, que como yo, se acercaba también a recibir a Jesús y que me saludaba alegremente. Fue una sorpresa que agradecí especialmente al Señor en esa comunión. 
     No termino de asumir  que se pueda condenar a alguien a la pena cuatro meses a dos años de prisión o multa de ocho a veinticuatro meses por cazar un avetorrillo común o un porrón moñudo y el exterminio sistemático de parte de la humanidad no sólo quede impune, sino que se promueva y se costee  a expensas de los que además de amar a los avetorrillos amamos a los seres humanos. Por eso, cuando he descubierto que una hay una  orden religiosa femenina que admite mujeres con síndrome de Down me he alegrado enormemente.
     La orden en cuestión es la de las Hermanitas Siervas del Cordero,una Asociación Pública de Fieles, fundada en 1985 en Francia. Su vocación es eminentementecontemplativa, basada en la Regla de San Benito y en el camino de la Infancia Espiritual de Santa Teresa del Niño Jesús, y ofrece a las jóvenes con síndrome de Down  la posibilidad de realizar su vocación religiosa, sostenidas por otras Hermanas  de comunidad que no tienen la trisomía 21.La comunidad está asistida en materia sacramental por el Monasterio Benedictino de Fontgombault, esto es, conforme a la Forma Extraordinaria del Rito Romano. El Instituto está compuesto de diez Hermanas."
     La hermana Line, responsable de la comunidad, afirma que “en el ámbito espiritual, los términos de ‘validez’ y de ‘discapacidad’ deben relativizarse” pues “la discapacidad más grave ¿acaso no es la producida por el pecado, que obstaculiza la vida de Dios en el alma?”, se pregunta.
  Para la hermana Line, “una persona que acoge plenamente la gracia se construye y se abre también humanamente”.
    En su vida cotidiana, estas religiosas participan en la Misa, rezan y realizan trabajos de costura, bordados, repostería, entre otros. 



     En estos años, la comunidad ha recibido el apoyo de pastores y numerosas personas, entre ellas Birthe Lejeune, la viuda de Jerome Lejeune, el descubridor del Síndrome de Down.
     Según recuerda Birthe, que se convirtió en benefactora de las hermanitas, Lejeune pensaba “que la vocación religiosa es una llamada que podría ser para todos, incluyendo a las personas que sufren de retraso mental” y  sostenía que “este camino de encuentro íntimo con Dios, y por lo tanto el desarrollo personal está a disposición de las mujeres jóvenes con síndrome de Down, como muestran con mucha felicidad en esta comunidad”.
     La comunidad fue reconocida en 1990 por el entonces Arzobispo de Tours, Mons. Jean Honoré, como una asociación pública de fieles laicos, un estatus confirmado en 1995 por el entonces Obispo de Bourges, Mons. Pierre Plateau.
    Con ocasión de sus 20 años de fundación, Mons. Plateau animó a las hermanitas a seguir respondiendo al llamado de Cristo y señaló que “porque las ama, Jesús las ha llamado, probablemente porque quiere que su pequeña comunidad muestre a un mundo que puede ser muy egoísta, la ternura de Dios para todos los que lo reconocen y cómo los pequeños son capaces de demostrar mucho amor y probablemente más que otros. Es su manera de proclamar la Buena Noticia”.


     En este vídeo, se muestra a una de las hermanas realizando sus labores cotidianas:
     

                             
    Sé que puede resultar  un tanto controvertida  la admisión de estas personas en una congregación religiosa , pero  me quedo con lo que dice San Juan en su epístola: Dios es amor  y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él y de lo que estoy convencida por experiencia es de la enorme capacidad de amar que tienen estas personas.
    Existe un excelente artículo publicado en Infocatólica por Bruno Moreno   que recoge esta noticia y enumera otras órdenes que también aceptan a personas con alguna discapacidad. Puede leerse   aquí,

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